"De par en par"

¿Para qué quiero ilusiones? Si en cuanto abro la ventana el viento las atrae hacia él y mis ojos las pierde en la lejanía. Mis emociones cambian a tal velocidad, como si de una atracción del Tibidabo de tratase, que ni mi piel detecta el frío que dejaste en mi habitación al partir. Las paredes destilan tanta tristeza que me impregnan de ella. Al igual que la cama, desprendiendo esa soledad tan oscura que no me permite dormir en ella.
El pintalabios no ve la luz del sol desde el cajón. Sólo me pintaba los labios para luego ver el carmín en lo tuyos, después de decirme lo preciosa que estaba.
Se deshojaba el calendario y yo sólo me dedicaba a observar desde el reposo de mi ventana la delicadeza con la que florecen los árboles que unos meses antes había visto desnudarse. Antes de que llegaran las noches cortas con sus días largos, se dio cuenta de que la vida sin ilusiones es como un libro sin palabras, con el mismo sinsentido. Como un reloj de arena congelado.
Todavía no tenía fuerzas para coger la pluma y ponerse a escribir, pero el libro lo tenía en la mesa, abierto de par en par, esperando que la tinta dibuje su cuesta abajo, su salida, de la cual estaba segura que no iba a salir sin hurgar en el cajón...